sábado, 6 de noviembre de 2010

Gran Kermesse en Gimawari




En el mes de noviembre se realizó la Kermesse en Gimawari. Este evento se realiza todos los años por estas épocas. Es un espacio ideal donde se disponen de juegos nostálgicos para los padres pero aún nuevos para los niños. Fue un día muy ameno para padre e hijos, y agradecemos a todas las familias que han colaborado con la rica comida del buffet!.

sábado, 12 de junio de 2010

"FIESTA DE FAROLITOS" - Sábado 19 de Junio

 En el curso del año, el niño experimenta en forma sencilla las fuerzas que en cada estación actúan en la naturaleza. Cuando los días son más cortos, las noches largas y el sol muy tibio, los niños de Gimawari saben que llegó el tiempo de preparar sus farolitos. Tomarán del sol su última luz como regalo y la llevarán ahora protegida en el farol, que delante de ellos guiará el camino. 
Niños, padres, amigos y maestros pasearán con los faroles, cantando en el crepúsculo, vivenciando la penumbra, el cielo, el fuego, los árboles, los sonidos o el silencio. Y con esta alegría de los niños, nace en nosotros los adultos, la luz de un momento de recogimiento, que nos conecta con lo característico del curso del año, nos ayuda a involucrarnos con la naturaleza y su esencia espiritual. 


 Minutos antes de las 18, se encendieron los primeros farolitos en el jardín. Luego, comenzaron a llegar algunos niños con sus padres, tíos y abuelos. De repente, la casa se colmó con un aroma a chocolate caliente y a galletas de avena caseras. En la galería, las familias se reunieron para comenzar todos juntos el canto. Luego, en una de las salas de Gimawari, algunos maestros nos regalaron un bello cuento de mesa. Al concluir, iniciamos el recorrido con los faroles en mano y cantando. Fue un momento muy emotivo, ver cómo los niños sostenían y protegían aquella lucecita en la oscuridad, cantaban, reían y también lloraban; sobre todo, los más pequeñitos... El encuentro terminó con el calor del chocolate, abrigo fundamental de nuestros cuerpos y almas, en una tarde bien fría, en vísperas del invierno.

domingo, 30 de mayo de 2010

Fiesta de Otoño

El pasado viernes los niños de Gimawari celebraron junto a algunos padres y maestros la Fiesta del Otoño. Luego de recibir sus coronas- hechas con ramas, hojas secas y flores de diversos colores- tanto los niños como sus padres realizaron una ronda en el jardín, con canciones para hagasajar al otoño. A continuación, compartieron juntos la merienda del día: manzanas asadas, papas y batatas horneadas al carbón y frutas secas.

lunes, 26 de abril de 2010

Margarita Krotsch en Gimawari


El pasado sábado 24 de Abril, Margarita Krotsch, maestra Waldorf del Jardín de Infantes Rudolf Steiner, visitó Gimawari. Su cálida llegada fue seguida de una ronda al aire libre, con todo el público presente. Luego del canto y el movimiento en conjunto, todos regresaron a la sala y Margarita inició, entonces, la charla “Los elementos del juego en el niño”.

Margarita nos habló acerca de la primacía del desarrollo de la cabeza por sobre las otras partes del cuerpo (tronco y extremidades) desde que se gesta y desarrolla el embrión hasta su nacimiento y primeros tiempos del niño. Este pequeño que está en la cuna, que apenas levanta sutilmente la cabeza, requerirá juegos tales como, los famosos "móviles". Es decir, colgantes, con colores suaves. Con el tiempo, el niño se verá atraído por aquello que está suspendido, a una distancia relativamente corta, sobre su cabeza, o bien, donde pueda ser contemplado por él.

Cuando el niño comienza a gatear, existe ahora un desarrollo de su tronco, además del de su cabeza. Entonces, serán necesarios juegos como una pelota de lana y/o una muñeca, si se trata de una niña. Tanto la pelota como la muñeca de trapo o de lana, con su cabeza redonda, representan de alguna manera la importancia de la cabeza en este período. Margarita nos trajo dos muñecas. Una con cabellos y cuerpo de lana, ropa de tela y gestos tenues, casi imperceptibles; en otras palabras, una muñeca simple, sencilla. La simpleza de su rostro (ojos, nariz, boca; todos ellos apenas pronunciados) permite que la niña pueda ver un día una muñeca contenta y otro día, una muñeca triste, por ejemplo. Para ver este contraste, Margarita nos hizo comparar a la muñeca de trapo con una de plástico, con gestos bien pronunciados. Es importante tener en cuenta estos detalles. Hay niñas que poseen 20 barbies y, posiblemente, a ninguna de ellas las consideren "su muñeca". La muñeca de trapo se gasta, se ensucia, pero se convierte en "la muñeca" por excelencia. Su sencillez atrae a la imaginación, elemento fundamental cuando el niño se mueve por imitación. Imita a su mamá, en la cocina e intenta ayudarla a preparar la comida. Asimismo, imita a su papá en sus tareas, cuidar el jardín, el auto, etc. Luego de la imitación, aparece la fantasía. Esta última surge con el lenguaje / el habla. Primero el niño se pone de pie, comienza a andar. Aquello que, en un comienzo, eran solo balbuceos y sonidos toma forma. En este momento, el niño jugará con todas aquellas herramientas de las que se valía para imitar. Sin embargo, ahora, la fantasia convertirá a una cuchara en un avión, una nave, lo que sea.

La sala de un jardín de infantes Waldorf cuenta con varios elementos: piedras, caracoles, semillas, carozos, telas de colores, trozos de troncos, entre otros. El niño se sirve de ellos para comparar sus pesos y tamaños (una piedra es más pesada que el carozo de un durazno), desarrollar su equilibrio (intenta con las plataformas irregulares de troncos de un árbol elevar una torre) y potenciar su imaginación y fantasía (una tela es una capa, la capa de un rey o una princesa; también, es el techo de una casita, improvisada con sillas y varios retazos de diversos colores).

La presencia de todos estos elementos en canastos y canastas de mimbre promueven un juego libre, es decir, no un juego armado y establecido, sino un juego donde los chicos son sus propios hacedores. Son príncipes, como en el cuento que recibieron de sus maestros o son mamás, mientras arropan a sus muñecas con telas de algodón.

Por último, Margarita nos advierte acerca de algo fundamental que ocurre en una sala Waldorf: el amasado de pan. La acción pone en juego la voluntad, ese querer hacer constante, siempre presente en el niño. El amasado en conjunto, con sus maestros y compañeros, es el ingrediente social. Por otra parte, lo anímico es percibido a través del olfato, del olor a pan recién horneado, que invade la cocina, la sala, el jardín entero. Y, finalmente, lo ético y moral, a través de la oración, del agradecimiento al Sol y a la Tierra, que proveen el alimento.

Gracias, Margarita, por esta hermosa charla, por ese mágico momento, que nos regalaste, rememorando la fantasía y, sobre todo, el juego.